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Nadie hubiera pensado hace nueve meses, en concreto, aquel 19 de diciembre de 2010 cuando se inauguró el Año Jubilar, que el resultado de un acontecimiento tan destacado fuese valorado por todos como un absoluto éxito. Canjáyar ha dado la talla y los canjilones mucho más. La localidad ha dicho adiós a un año brillante con una solemne clausura dedicada a la patrona la Santa Cruz del Voto.

La villa vivió ayer una jornada que quedará en la memoria de todos los vecinos. Minutos antes de las siete y media de la tarde, la plaza de la Constitución comenzaba a ser un hervidero de gente deseosa de acceder a la iglesia parroquial a escuchar la homilía oficiada por el obispo de Almería, Monseñor Adolfo González. Mucho más ante la puerta santa. Fue en este rincón donde tuvo lugar el descubrimiento de la placa de clausura del Año Jubilar a cargo del Obispo.

Tras este breve acto acto daba cominzo la misa. Los bancos del templo ya estaban llenos de feligreses con el anhelo de asistir a la última misa dentro del programa de actos del Año Jubilar. Los primeros bancos estaban reservados a los miembros de la Hermandad de la Santa Cruz, con su Hermano Mayor Juan José González a la cabeza, la coorporación municipal, con el alcalde Francisco Alonso al frente, y otras autoridades institucionales, militares, ectétera. Entre ellos, el presidente de la Diputación, Gabriel Amat, junto a varios de sus diputados, como Javier Aureliano y Miguel Ángel Castellón.

Fueron más de 700 personas las que pudieron entrar a oír la misa. Fuera otras muchas que seguían la homilía a través de los altavoces instalados en las paredes del templo que cambio su imagen con motivo de este acontecimiento.

Antes de que el reloj marcara las nueve de la noche, la misa que fue cantada por el coro parroquial de Canjáyar daba a su fin. Comenzaba entonces la ajetreada tarea de sacar el trono (estrenado con motivo del Año Jubilar) a la calle.

Pasadas las nueve de la noche, comenzó el desfile que abría la cruz de guía a quien seguía el trono con la imagen de San Antón que cada 14 de septiembre acompaña a la patrona, la Santa Cruz. Tras esta imagen, los estandartes de la Hermandad de la Santa Cruz a quien acompañaban los de las hermandades filiales, como son la Asociación Amigos de la Santa Cruz de Madrid y Asociación Santa Cruz de Terrassa. También el estandarte de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza con quien este año se han hermanado.

A continuación un grupo de 20 mujeres vestidas de mantilla portando sus velas encendidas que intentaron que no se apagasen durante toda la procesión.

Cerraba el cortejo, como no podía ser de otro modo, el trono con el Ángel que porta la reliquia de la Santa Cruz del Voto, que comenzó a asomar por la puerta del templo cerca de las nueve y media de la noche y cuando la banda de música Eladio Guzmán de Canjáyar interpretaba el Himno de España.

A su salida de la iglesia parroquial, la imagen de la Santa Cruz del Voto, portada por un grupo¡ de valientes, fue agasajada con un estruendoso disparo de cohetes que se prolongó durante más de cinco minutos. A su final, los vivas a la Santa Cruz y los aplausos de los reunidos en una repleta plaza de la Constitución.

Así arrancaba una procesión que pocos en el municipio quisieron perderse. Una procesión que pasó por las principales calles del municipio. Unas calles impolutas con balcones engalanados para recibir a la comitiva que presidía el Obispo (esta es su octava visita a Canjáyar). La procesión concluyó en el templete de la Santa Cruz. Aunque aún quedaba el camino de regreso al templo.

Una vez allí las puertas de la iglesia se cerraban y con este gesto se daba por clausurado un intenso año en el que el cristianismo ha tomado Canjáyar.

A partir de ahora, esta localidad buscará que se le conceda un Año Jubilar de manera perpetua. Más aún cuando todo ha salido a las mil maravillas, incluso cuando pocos confiaban que un pueblo tan pequeño -Canjáyar cuenta con un censo de 1.500 habitantes- consiguiera salir airoso de un evento, que ha atraído hasta Canjáyar a más de 25.000 peregrinos.

Atrás quedan muchos recuerdos de visitas de peregrinos, de actos de hermanamientos, como los que se han realizado con la Hermandad de Cruz de Caravaca o la Virgen de la Cabeza, visitas de hermandades filiales, como la de Terrasa, que desde hace unos meses cuenta con una plaza en el pueblo. También queda en la memoria de los canjilones la visita del cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, así como la del Obispo de Guadix- Baza D. Ginés García Beltrán. En definitiva, muchos recuerdos.

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