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La noche del sábado, era la noche grande y más hermosa para los canjilones dentro de sus fiestas patronales en honor a la Santa Cruz, que vive el municipio desde el pasado viernes y continúan en la jornada de hoy con un sinfín de actividades para todos. Para este pueblo no hay fiesta, sino hay procesión al Templete de la Cruz Blanca. Procesión que este año viene marcada por importantes novedades. Por primera vez, desfiló el nuevo trono (que se bendijo por la mañana al finalizar la misa oficiada en honor de la patrona).

El trono con la imagen del Ángel con la Santa Cruz fue portado por 50 hombres perfectamente uniformado con traje negro, camisa blanca y corbata roja, que aunaron su esfuerzo y andaron unidos para pasear a su patrona hasta el Templete de la Cruz Blanca, acompañados por la Agrupación Musical Nuestra Señora del Mar de Huércal de Almería.

Tras el primer pregón de la Hermandad de la Santa Cruz del Voto, a cargo de Emilio Esteban Hanza, comenzó la procesión, que contó con la presencia del alcalde de Canjáyar, Francisco Alonso, el párroco Miguel Hernández y representantes de la cofradía, que caminaron junto a una inmensa multitud de personas del pueblo y visitantes.

La procesión transcurrió según lo previsto. Pasadas las nueve de la noche hacía su salida de la Iglesia Parroquial el nuevo trono tallado en madera, recubierto con panes de oro de 23 y que viene sustituir al elaborado en 1.975. El desfile procesional tomaba dirección a la calle Real, avenida que bajaron para llegar al puente del río Chico. Antes de cruzarlo, llegaba uno de los momentos más emotivos y arraigados dentro de esta procesión, el castillo de fuegos artificiales.

Al son del himno de la Santa Cruz, el cielo de Canjayar se llenó de luz y color gracias a los cientos de fuegos lanzados, en esta ocasión, por la pirotecnia María Angustias Pérez de Guadix. A su conclusión, no faltó el Viva la santa cruz, que siempre obtiene un reiterado ¡Viva!, que sale de lo más profundo de cada canjilón.

Tras el castillo de fuegos, el desfile retomó el paso para en pocos metros llegar el templete, besar la cruz en él instalada y regresar a punto de origen. Alcanzada de nuevo la iglesia parroquial y con el ángel portador de la Santa Cruz del Voto se ponía fin a la noche más hermosa para todos los canjilones.

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